Educación Emocional – Orientación

Educación Emocional – Orientación

Un suspenso refleja tu estado de ánimo.

No es un fracaso definitivo, sino un obstáculo en tu camino hacia el aprobado. Aunque lo intentaste con todas tus fuerzas y pusiste todo de tu parte, no llegaste. Se te resiste porque no entiendes la materia y no hay sintonía con el profesor que la explica. Expresa tus emociones y sentimientos respecto a la materia, el profesor, la metodología y el proceso de evaluación. Emociones y sentimientos que quizá no eres capaz de comprender y verbalizar. El papel del profesor consiste en el gran reto de crear un espacio para la sorpresa, donde interactúan el alumno y la materia, asimilando los contenidos que le ayudan a madurar su personalidad integral.

El Informe Pisa todos los años se encarga de recordarnos machaconamente que cada vez son peores nuestros resultados académicos: no leemos, no memorizamos, no comprendemos… Y la realidad diaria de nuestras aulas nos muestra que los alumnos están apáticos, expectantes o muy despiertos cuando les interesan los contenidos. Que tienen acceso a gran cantidad de información y que no aceptan cualquier concepto si no está bien justificado y por supuesto están expuestos a múltiples de emociones y sensaciones de la vida social. Demandan ayuda para seleccionar lo importante de lo accesorio, herramientas para interpretar y hacer útil la información para su madurez, discriminando lo positivo de lo negativo. No podemos afirmar que una persona sea inteligente basándonos solamente en el cociente intelectual que miden las pruebas psicológicas. La educación que se enseña en las aulas, se empeña en ofrecer contenidos y procedimiento enfocados a los dos tipos de inteligencia: lingüística y lógico-matemática, lo que resulta insuficiente ya que no educa al alumno en todas sus potencialidades.

Nuestros alumnos también demandan capacidad para resolver los conflictos que se presentan en el día a día con los profesores, con los compañeros, con los padres; que se airean y estropean a través de las redes sociales; que surgen por una palabra o gesto mal entendidos, me ha mirado mal, me ha insultado… Necesitan una educación emocional como ha puesto de manifiesto Goleman a partir de la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner. Yo me quiero como soy, con mis puntos fuertes y mis debilidades. Yo soy capaz de lo mejor y de lo peor. Y en el balance de mis capacidades y mi comportamiento pesa más lo positivo; mi capacidad de construir y actuar de forma positiva: mi capacidad de amar, de aprender, de sorprenderme ante la verdad y la belleza.

La Inteligencia Emocional y las habilidades sociales contribuyen y benefician a todo el proceso de enseñanza-aprendizaje; ayudan a gestionar las emociones y las habilidades que promueven la interacción social. Alumnos con una buena capacidad intelectual a veces tienen pocos ajustes emocionales y deficientes destrezas sociales que determinarán perfiles de niños inmaduros, inseguros, irritables o incapaces de actuar de manera activa y creativa en el entorno social que les corresponde. La falta de inteligencia emocional puede generar carencias en las capacidades intelectuales de los niños, deteriorando su posibilidad de aprender. En el contexto escolar, no es difícil identificar a niños con estos problemas: alto grado de ansiedad, impulsivos, conflictivos, tienden a evitar el contacto con otros en el aula o en el recreo, se relacionan solo con niños que no tienen casi amigos, les cuesta establecer conversaciones o trato con los demás, generalmente son menos populares, son pesimistas y ven el fracaso y el rechazo como un defecto personal.

La escuela tiene un papel muy importante en la formación del autoconcepto y la autoestima. El autoconcepto se forma en gran medida a partir de lo que el niño piensa que los otros piensan de él. En función de esta percepción y de los sentimientos asociados, el niño se valora a sí mismo (autoestima). Las experiencias emocionales influirán decisivamente en la consolidación de una autoestima positiva o negativa. La autoestima está estrechamente relacionada con la atribución de logro: He hecho bien el ejercicio porque me he esforzado; He hecho bien el ejercicio porque es muy fácil. El estilo atribucional predice que el niño tenga iniciativa y persista frente  las dificultades o abandone pronto cuando se presentan las dificultades. En la adopción de estilos atribucionales tanto la familia como la escuela tienen un papel muy relevante. Los padres que exigen mucho a sus hijos o los sobreprotegen hacen que se sientan incapaces de afrontar tareas difíciles. Los profesores que de forma inconsciente envían mensajes subliminales sobre la falta de habilidad de algunos niños les hacen creer que el logro de los aprendizajes depende más de la habilidad que del esfuerzo. El auge de trastornos depresivos y antisociales es causa de preocupación y se deben en gran parte a la incapacidad de nuestro sistema emocional para adaptarse a los requisitos y condiciones del contexto social en el que vivimos. La educación emocional en palabras de Bisquerra, es un proceso educativo, continuo y permanente que pretende potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo integral de la persona para capacitarle para la vida y aumentar su bienestar personal y social. Es una forma de prevención del consumo de drogas, del estrés, ansiedad, depresión, violencia, dotar de herramientas para adaptarse a los cambios y sacar lo mejor de uno mismo ante situaciones difíciles; para mantenerse en situación permanente de aprendizaje y crecimiento personal.

José Manuel Martínez Fuertes, Orientador ESO.